domingo, 1 de enero de 2017

Nuestro Parto.. contado por papá

Esta es la historia de nuestro parto, un acto sagrado, una ceremonia, una gran celebración, un suceso que cambia muchas rutas neuronales, abre portales dentro de ti y quedas asombrado del milagro de la vida. El nacimiento es un milagro, sea en casa, en hospital o en la jungla. Solo quiero compartir mi experiencia, no quiero hacer sugerencias para alguien que nunca ha parido o que no sabe cómo quiere parir, todas estas palabras nacen de la necesidad que tengo de aportar mi historia ante la poca y a veces mala información que hay sobre parir en casa, hospital, clínica, sobre parir, sea como sea.

Vivimos en un pueblo en donde el hospital no acepta madres primerizas porque son “parto de riesgo”. Las mandan a la ciudad más cercana, que una queda a una hora y media de camino, o a otra, con mejores servicios, a tres horas de camino. A ambas ciudades vas con la incertidumbre de que si llegas de emergencia no sabes si te van atender, si tienen las herramientas de trabajo y un sinfín de variables al respecto que incluye el transporte hasta allá (una realidad particular de este momento histórico que vive Venezuela). En nuestra finca el carro no llega a la casa, además, para llegar a la aldea donde vivimos hay que atravesar una quebrada con una subida estridente que cuando caen los palos de agua fuerte fuerte (una vez al año, dos veces al año, incluso una vez cada dos años) nadie puede pasar, ni carro, ni moto, ni bicicleta, ni caminando.

Un domingo hablando con mi madre por teléfono (con 41 semanas y cuatro días) le contaba que si llegábamos al viernes (42 semanas) tendríamos que irnos a la ciudad para estar más tranquilos todos, colgué el teléfono, fui al cuarto y Kalia me dice “creo que empezaron las contracciones”- ¡Sí!

Una semana antes ya estaba saliendo el tapón mucoso y las puertitas por donde pasa bebé ya estaban muuuuuy abiertas, me quedaba sorprendido del tamaño. Ya habíamos coordinado una partera, buscamos mucha información al respecto, estudiamos arduamente (especialmente Kalia) durante nueve meses sabiendo que a la hora del parto nada de eso funciona más que todos tus sentidos, neuronas, guías físicos y espirituales son los que ayudan en esta situación. Lo ideal es el confiar, confiar y confiar. Los médicos, comadronas, parteras, doulas, todos los especialistas en el área, que tienen las herramientas y un equipo, saben lo difícil que es, pues no se sabe nunca jamás con que se van encontrar en cada parto, en cada milagro, no lo saben. ¡Por eso es más importante confiar!

Las llamadas “dificultades” del parto vienen dadas por el acto sagrado que representa, todo acto sagrado lleva una intención sagrada hacia adentro y hacia afuera, conectadas entre sí, con todo y con el todo. Ese acto sagrado es como hacer el amor, hay intercambios de todo tipo en esas conexiones, por eso en un parto todos tienen que estar allí conscientes, conectados, entregados, no existe el miedo, es amor puro, es puro amor.

Armonizar los seres que te gustaría que estén en tu parto no es tarea fácil, ya que sabes que tienen todos que conectarse, todos confiar, todos estar dispuestos y estar cerca porque el milagro llega en cualquier momento y hay que estar atentos para que las cosas sucedan. La confianza sigue siendo clave, porque el ideal es un juego. Uno se hace un dibujo de cómo le gustaría que sucedieran las cosas y muchas veces cambian una pieza y se pone borroso el dibujito.

Durante todo el embarazo supe que venía una partera, lo cual me daba paz, saber que ese día iba a estar una persona altamente experimentada para el viaje ceremonial que implica. Durante varios meses las personas más allegadas me preguntaban si yo iba a recibir a la bebé, como si eso fuera algo lógico por ser el padre. Responsablemente me daba pánico la acción, además contaba con la presencia de una partera con cientos de partos de experiencia a mi lado, sabía que la experiencia es clave. Pero no descartaba la posibilidad de que así fuera, de que yo la recibiera.

En la semana treinta y ocho escribe nuestra partera “sé que me vas odiar el resto de tu vida y lo aceptaré, pero no puedo asistir a tu parto”. Nos dijo que la podíamos llamar o escribir, que nos manda millones de bendiciones y que estaba convencida de que nosotros podíamos asistir ese parto. La noticia fue amarga, pero dio fuerzas al hecho de que éramos nosotros los que teníamos que recibir a ese ser que llegaba.

Un parto es un universo único y momentáneo vivido por los presentes, que mueve todas las fibras del cosmos. Te hace volver a tu nacimiento, a cómo naciste, dónde naciste, a tus relaciones familiares. Es muy sano saber cómo llegaste, ¿qué pasó ese día?, ¿Tomaste teta?, ¿Cuánto tiempo?, ¿Por qué te destetaron?, ¿Cómo fue el proceso? Encontrar éstas respuestas y mucha otra información de tus primeros meses dentro de la barriga y fuera de la barriga codifica y modifica tu templo, tu máquina, tu cuerpo, tu vida. Como quieras llamarlo. Bendita sean todas las madres, las respeto enormemente. Las madres están sentenciadas a ser valientes guerreras para ser madres, los padres tenemos la elección de serlo o no.

Kalia me da la noticia de que empezaba el trabajo, me emocione porque ya estábamos esperándolo, en ese momento estábamos la mamá de Kalia, Kalia y yo. Todavía no queríamos avisar a dos amigas y un amigo (que fueron las personas que consideramos que podían aportar las energías necesarias para el acto) porque a ciencia cierta nunca se sabe cuánto puede durar un parto, las variables son infinitas. Comenzó suave, suave digo yo que lo estaba observando. En cada contracción estuve con ella, a su lado, apoyándola. Da mucha sanación y fuerza que la pareja este a su lado en cada momento. Cuando hicimos a la bebé estuvimos juntos y fue muy lindo, y así fue también su llegada. Deben estar juntas las parejas al momento de parir, hay algo energético, como una especie de “qui” que uno le puede pasar a la madre, y si vivieron el embarazo juntos, en armonía, más “qui” a la hora del parto. Eso es lo que necesita la madre, energía amorosa en ese momento tan celestial.
Comenzó la lluvia, comenzó la tormenta repentina, en menos de tres horas la cantidad de agua que caía no era normal. Los amigos a los que queríamos avisar, pensamos que no iban a poder llegar. La lluvia fue tan fuerte que el agua empezó a entrar del piso del cuarto de parto, brotaba agua del piso. Contracciones, ráfagas de luz, y con un coleto sacando agua del cuarto entre la abuela y yo. Kalia respirando. Bajó la tormenta y llamamos a los amigos, seguía la lluvia. Uno de los amigos se fue por la montaña de noche, por unos caminos que conectan nuestras fincas, con lluvia, sin linterna, para poder llegar en caso de que la quebrada impidiera el paso del carro por la carretera, no podía contener la emoción de asistir al nacimiento. Las chicas contaron con el apoyo de otro amigo que las pudo traer hasta el portón. Ya estaba todo el equipo, pero nosotros todavía seguíamos en el cuarto queriendo nuestra privacidad, disfrutando de nuestro proceso. Luego de un buen rato llamamos a las chicas para que entraran energías nuevas y alentadoras, inmediatamente trajeron una ponchera con agua a temperatura ideal, que no era para parir sino para relajar la zona de trabajo. Todo iba maravillosamente bien.

En la semana 40 yo estaba tratando de entender cómo es que iba a parir en mi casa, sin carro a disposición, sin hospital adecuado cerca, sin partera, pero jamás dudé de nuestra responsabilidad ante el parto. Cuando trabajamos nuestros miedos al respecto y evaluamos posibilidades de dónde parir nos dimos cuenta que los doctores no tienen el tiempo para pasar 24 horas de parto pues tienen hijos, consulta, esposa, vida social, vacaciones, etc., entonces se ven obligados a despacharte rápido. Tampoco saben cómo te vas a portar en el parto, entonces para ellos es mejor una cesárea programada. Hay demasiadas variables: una mujer puede pasar dilatada quince días o más, muchas veces al padre lo dejan por fuera, la madre no recibe el trato que se merece una parturienta, la posición acostada no es la mejor posición, es una de tantas. Evaluamos todo esto que ocurre en las clínicas convencionales (porque los cuentos de hospitales son un poco más complejos, y no viene al caso, no se trata de hablar mal de hospitales y clínicas sino de lo que sentíamos de sus políticas y protocolos).
“El mundo comenzará a cambiar cuando cambiemos nuestra forma de nacer”. El mundo necesita cambios urgentes y este aporte pudiera ser uno de gran valor, una ceremonia al nacimiento, así como cada cultura tiene una ceremonia sagrada y de alto respeto hacia la muerte, tenerla hacia el nacimiento es fundamental. Sabíamos que si bebe estaba en buena posición, los exámenes de sangre, orina, estado de salud en general todo estaba en orden, lo ideal era parir en casa. Si había alguna pieza fuera de lugar, como pasarse las semanas, una posición difícil, etc., como primerizos hubiésemos ido a donde los doctores a que hicieran su trabajo, pero cuando las condiciones de salud lo permiten, los partos pueden ser en casa perfectamente con una responsabilidad adecuada (en Francia por ejemplo es obligatorio una ambulancia al lado del lugar del parto cuando es fuera de un centro médico).

Confiar es la herramienta sagrada de la creación. El control y el confiar, la línea de equilibrio de estas dos acciones es muy delgado y que se entrecrucen es lo normal. El confiar te da fluidez, flexibilidad para el volar y el control te da la seguridad necesaria para atravesar los caminos que quieras caminar. Las dos cosas son importantes. Es mejor generar seguridad a través de la confianza y no a través del control, y mejor ganar el control a través de la confianza y no desde tu zona de confort.

La bebé aun no coronaba, las horas pasaban y el cansancio de Kalia se notaba, las quejas comenzaban a llegar. El color de la pintura se tornaba más marrón, perdía colores. Las chicas daban sus consejos, masajes, mensajes, palabras, flechas y sobre todo chistes ja ja, ninguno me daba risa. El tiempo se acababa, pero la confianza nunca la perdimos. El mensaje de la tormenta fue muy claro, y la comunicación con nuestra bebé siempre estuvo, desde antes de quedar embarazados. En un par de pujadas inolvidables la bebé logro coronarse, ¡ufffff! Comenzaban las imágenes inexplicables, energías corriendo por todo tu cuerpo, el tiempo empieza a deformarse, todo es más elástico en ese momento, como en cámara lenta, cada palabra y movimiento es tan importante y delicado que son valiosos y apreciados hacerlos desde el amor y constructivamente.

En la semana 40 hablando de cómo sería nuestro parto mientras leíamos las fabulosas historias de Ina May, una partera de fama mundial, (había que estar leyendo al respecto, viendo videos una y otra vez, para no descuidar nada), pude ver lo sagrado que son las puertas de bebé para la luz, lo mágico de ese portal, no es una zona de placer solamente. Kalia me dijo: “tienes que dejar de ver la vagina como siempre la has visto, tienes que empezar a verla como algo mágico que no solamente hace lo que tú sabes que hace, sino que además de eso tiene la función de la creación, son las puertas de la luz, de la imaginación, de la creación de la vida misma”. Pueden imaginar la sensación que generó en mí dicha explicación, a sabiendas que yo era el partero. Desde entonces la vagina no representa lo mismo para mí.

Kalia, ya coronada, decide sentarse-recostarse para parir y yo me puse en mi posición de recibimiento. A lo que le dicen vagina era otra figura que no lograba entender su forma del todo. Sale la cabecita, pero con dos vueltas de cordón. Una de las amigas logra darse cuenta inmediatamente y me da la noticia, todos tranquilos porque no es de asustarse sino de actuar al momento con suma tranquilidad, entre las muchachas lograron darle vueltitas para continuar con su camino. En la siguiente expansión sale su cuerpecito. El milagro en tus brazos, pero allí no termina el parto. El parto tiene tres partes, 1-las expansiones necesarias para que bebé salga (trabajo de parto) 2-salida del bebé, 3- salida de placenta, y a veces la importancia de este último es olvidada por la emoción del número dos.

Después de salir bebé el sentimiento es de ternura, agradecimiento, honradez, virtud, alegría, amor, alucinación, magia creada y vivida, paz mucha paz. Todas las conciencias de los presentes suman una vibración magnética que se puede sentir con facilidad, es muy alta la resonancia del momento, se abre un portal del tiempo, puedes acariciar lo que llaman milagro. Estás en presencia de una semillita que acaba de salir del agua y entrar en tierra a conocer la luz. Esa metamorfosis es realmente indescriptible, normalmente todos andan con la boca abierta, el sonido de los corazones de todos es hermoso. El tiempo se detiene, como si estuvieras en un lugar lleno de arco iris de todas las formas que atraviesan todas las almas, a tu alrededor nada existe, tratas de ver más pero no hay más nada, ya todo está ahí, en los brazos de la madre. Todavía no sabíamos que era niña, la prioridad era otra.

Comienza a salir el cordón, era largo, la imagen se me hacía muy inexplicable, ver como una cuerdita sale de la vagina como truco de magia, con vida propia. El cordón es el canal que conecta a bebé con la placenta. Luego de cinco minutos sale la placenta y cae directamente en un bol de acero inoxidable. Oficialmente el parto había terminado, pero siempre hay muchos detalles en la ceremonia que hay que observar, como saber cuánta sangre sale, pues a partir de cierta medida se considera hemorragia, o saber si hubo rasgadura y de qué tipo, para saber si es necesario suturar, darle teta al bebe, si logra agarrar el pecho, y así cinco millones de cosas más, de igual o mayor importancia.

La placenta, hasta ese momento, es la madre de bebé, lo alimenta, sustenta, da, cubre cualquier necesidad que tenga la semillita, como lo hace cualquier madre. La verdadera madre simplemente los lleva consigo, ella es la encargada de darle comida a la placenta. Las condiciones de bebé son tan distintas, vive en el agua, en un ambiente de temperatura ideal para su desarrollo, absolutamente oscuro. La madre es el océano que lleva esos pececitos a fluir en vibraciones de luz. Una vez que termina el parto, la placenta muere a los pocos minutos, al salir del cuerpo de la madre no tiene forma de seguir existiendo.

El parto termina, pero la ceremonia sigue su curso. Bebé está con su madre, pero sigue conectada a placenta, y así como hay muchas formas de parir existen muchas formas de separar esta conexión, la forma convencional de hospitales y clínicas es la de cortar el cordón inmediatamente que sale de la mamá por “razones de seguridad”, pero están invadiendo la conexión que tiene bebé con su placenta. Esperar 5 minutos no entorpece el protocolo pautado

En los partos en casa se suele esperar unos minutos para hacer esta acción cuando placenta haya finalizado todas sus funciones, a veces esperan cinco minutos, otras veces esperan veinte minutos. Nosotros éramos seis adultos en la celebración, y entre tanta borrachera de oxitocina nos tomamos como cuarenta minutos. Los niveles de voltaje de energía son sumamente altos, estás en otra dimensión, de hecho, a esta altura ya llevas muchas horas en otra dimensión. Es un viaje espiritual.

Para el momento de separar la conexión entre la bebé y su placenta previamente habíamos decidido hacerlo de una forma ritual. Para nuestros entendimientos la placenta fue su mejor compañera durante esos nueve meses, casi diez. Es muy profundo nuestro sentir en esta parte de la ceremonia. Puro amor, es algo nuestro, todavía no existen las palabras para esta parte de la historia. ¡Todo salió muy bien y después de un año su ombligo está perfecto!


Llegó el momento de brindar los seis presentes con un juguito de tomate de árbol, lechosa endulzado con pedacitos de placenta. Finalmente sentíamos que la ceremonia estaba por terminar, y nosotros tres empezábamos un camino hacia mar adentro, a navegar en los océanos del universo, de una nueva familia.  






5 comentarios:

  1. Que hermoso relato Nacho, Kalia eres una gran guerrera y Ara Kaena definitivamente un Ser especial. Gracias por compartir esta historia narrada por papà. Los amo a montones y que sigan la semana bendiciones para esa bella familia

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    1. Gracias hermosa!! Que bonito que disfrutaste la historia :) Bendiciones siempre para ti y tu hermosa familia!! Besos!

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  2. Nacho, qué fantástico relato y qué gran trabajo el tuyo, pero sobretodo el de la mama y vuestra hija. Qué lindo leeros. Os mando muchos besos y cariños desde Barcelona. tu amiga Dina

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    1. Agradecidos por tus palabras!! Abrazos desde Venezuela!

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  3. Gracias por compartir tu historia! Que fuerte! Siempre es un milagro definitivamente! Y también una gran lección que continúa con la maternidad/paternidad ... nosotros tambien hicimos una tintura con la placenta que aun tenemos para cuando la necesitamos :) . Gracias por tus palabras!! Bendiciones para tu familia!!!

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