Esta es la historia de nuestro parto, un acto sagrado, una
ceremonia, una gran celebración, un suceso que cambia muchas rutas neuronales,
abre portales dentro de ti y quedas asombrado del milagro de la vida. El
nacimiento es un milagro, sea en casa, en hospital o en la jungla. Solo quiero
compartir mi experiencia, no quiero hacer sugerencias para alguien que nunca ha
parido o que no sabe cómo quiere parir, todas estas palabras nacen de la
necesidad que tengo de aportar mi historia ante la poca y a veces mala información
que hay sobre parir en casa, hospital, clínica, sobre parir, sea como sea.
Vivimos en un pueblo en donde el hospital no acepta madres
primerizas porque son “parto de riesgo”. Las mandan a la ciudad más cercana,
que una queda a una hora y media de camino, o a otra, con mejores servicios, a tres
horas de camino. A ambas ciudades vas con la incertidumbre de que si llegas de
emergencia no sabes si te van atender, si tienen las herramientas de trabajo y
un sinfín de variables al respecto que incluye el transporte hasta allá (una
realidad particular de este momento histórico que vive Venezuela). En nuestra
finca el carro no llega a la casa, además, para llegar a la aldea donde vivimos
hay que atravesar una quebrada con una subida estridente que cuando caen los
palos de agua fuerte fuerte (una vez al año, dos veces al año, incluso una vez
cada dos años) nadie puede pasar, ni carro, ni moto, ni bicicleta, ni caminando.
Un domingo hablando con mi madre por teléfono (con 41
semanas y cuatro días) le contaba que si llegábamos al viernes (42 semanas) tendríamos
que irnos a la ciudad para estar más tranquilos todos, colgué el teléfono, fui
al cuarto y Kalia me dice “creo que empezaron las contracciones”- ¡Sí!
Una semana antes ya estaba saliendo el tapón mucoso y las
puertitas por donde pasa bebé ya estaban muuuuuy abiertas, me quedaba
sorprendido del tamaño. Ya habíamos coordinado una partera, buscamos mucha
información al respecto, estudiamos arduamente (especialmente Kalia) durante
nueve meses sabiendo que a la hora del parto nada de eso funciona más que todos
tus sentidos, neuronas, guías físicos y espirituales son los que ayudan en esta
situación. Lo ideal es el confiar, confiar y confiar. Los médicos, comadronas,
parteras, doulas, todos los especialistas en el área, que tienen las
herramientas y un equipo, saben lo difícil que es, pues no se sabe nunca jamás
con que se van encontrar en cada parto, en cada milagro, no lo saben. ¡Por eso
es más importante confiar!
Las llamadas “dificultades” del parto vienen dadas por el acto
sagrado que representa, todo acto sagrado lleva una intención sagrada hacia
adentro y hacia afuera, conectadas entre sí, con todo y con el todo. Ese acto
sagrado es como hacer el amor, hay intercambios de todo tipo en esas conexiones,
por eso en un parto todos tienen que estar allí conscientes, conectados,
entregados, no existe el miedo, es amor puro, es puro amor.
Armonizar los seres que te gustaría que estén en tu parto no
es tarea fácil, ya que sabes que tienen todos que conectarse, todos confiar,
todos estar dispuestos y estar cerca porque el milagro llega en cualquier
momento y hay que estar atentos para que las cosas sucedan. La confianza sigue
siendo clave, porque el ideal es un juego. Uno se hace un dibujo de cómo le
gustaría que sucedieran las cosas y muchas veces cambian una pieza y se pone
borroso el dibujito.
Durante todo el embarazo supe que venía una partera, lo cual
me daba paz, saber que ese día iba a estar una persona altamente experimentada
para el viaje ceremonial que implica. Durante varios meses las personas más
allegadas me preguntaban si yo iba a recibir a la bebé, como si eso fuera algo
lógico por ser el padre. Responsablemente me daba pánico la acción, además
contaba con la presencia de una partera con cientos de partos de experiencia a
mi lado, sabía que la experiencia es clave. Pero no descartaba la posibilidad
de que así fuera, de que yo la recibiera.
En la semana treinta y ocho escribe nuestra partera “sé que
me vas odiar el resto de tu vida y lo aceptaré, pero no puedo asistir a tu
parto”. Nos dijo que la podíamos llamar o escribir, que nos manda millones de
bendiciones y que estaba convencida de que nosotros podíamos asistir ese parto.
La noticia fue amarga, pero dio fuerzas al hecho de que éramos nosotros los que
teníamos que recibir a ese ser que llegaba.
Un parto es un universo único y momentáneo vivido por los
presentes, que mueve todas las fibras del cosmos. Te hace volver a tu
nacimiento, a cómo naciste, dónde naciste, a tus relaciones familiares. Es muy
sano saber cómo llegaste, ¿qué pasó ese día?, ¿Tomaste teta?, ¿Cuánto tiempo?, ¿Por
qué te destetaron?, ¿Cómo fue el proceso? Encontrar éstas respuestas y mucha
otra información de tus primeros meses dentro de la barriga y fuera de la
barriga codifica y modifica tu templo, tu máquina, tu cuerpo, tu vida. Como
quieras llamarlo. Bendita sean todas las madres, las respeto enormemente. Las
madres están sentenciadas a ser valientes guerreras para ser madres, los padres
tenemos la elección de serlo o no.
Kalia me da la noticia de que empezaba el trabajo, me
emocione porque ya estábamos esperándolo, en ese momento estábamos la mamá de
Kalia, Kalia y yo. Todavía no queríamos avisar a dos amigas y un amigo (que
fueron las personas que consideramos que podían aportar las energías necesarias
para el acto) porque a ciencia cierta nunca se sabe cuánto puede durar un parto,
las variables son infinitas. Comenzó suave, suave digo yo que lo estaba
observando. En cada contracción estuve con ella, a su lado, apoyándola. Da
mucha sanación y fuerza que la pareja este a su lado en cada momento. Cuando
hicimos a la bebé estuvimos juntos y fue muy lindo, y así fue también su
llegada. Deben estar juntas las parejas al momento de parir, hay algo energético,
como una especie de “qui” que uno le puede pasar a la madre, y si vivieron el
embarazo juntos, en armonía, más “qui” a la hora del parto. Eso es lo que
necesita la madre, energía amorosa en ese momento tan celestial.
Comenzó la lluvia, comenzó la tormenta repentina, en menos
de tres horas la cantidad de agua que caía no era normal. Los amigos a los que
queríamos avisar, pensamos que no iban a poder llegar. La lluvia fue tan fuerte
que el agua empezó a entrar del piso del cuarto de parto, brotaba agua del
piso. Contracciones, ráfagas de luz, y con un coleto sacando agua del cuarto
entre la abuela y yo. Kalia respirando. Bajó la tormenta y llamamos a los
amigos, seguía la lluvia. Uno de los amigos se fue por la montaña de noche, por
unos caminos que conectan nuestras fincas, con lluvia, sin linterna, para poder
llegar en caso de que la quebrada impidiera el paso del carro por la carretera,
no podía contener la emoción de asistir al nacimiento. Las chicas contaron con
el apoyo de otro amigo que las pudo traer hasta el portón. Ya estaba todo el equipo,
pero nosotros todavía seguíamos en el cuarto queriendo nuestra privacidad,
disfrutando de nuestro proceso. Luego de un buen rato llamamos a las chicas
para que entraran energías nuevas y alentadoras, inmediatamente trajeron una
ponchera con agua a temperatura ideal, que no era para parir sino para relajar
la zona de trabajo. Todo iba maravillosamente bien.
En la semana 40 yo estaba tratando de entender cómo es que
iba a parir en mi casa, sin carro a disposición, sin hospital adecuado cerca,
sin partera, pero jamás dudé de nuestra responsabilidad ante el parto. Cuando
trabajamos nuestros miedos al respecto y evaluamos posibilidades de dónde parir
nos dimos cuenta que los doctores no tienen el tiempo para pasar 24 horas de
parto pues tienen hijos, consulta, esposa, vida social, vacaciones, etc., entonces
se ven obligados a despacharte rápido. Tampoco saben cómo te vas a portar en el
parto, entonces para ellos es mejor una cesárea programada. Hay demasiadas
variables: una mujer puede pasar dilatada quince días o más, muchas veces al
padre lo dejan por fuera, la madre no recibe el trato que se merece una
parturienta, la posición acostada no es la mejor posición, es una de tantas.
Evaluamos todo esto que ocurre en las clínicas convencionales (porque los cuentos
de hospitales son un poco más complejos, y no viene al caso, no se trata de
hablar mal de hospitales y clínicas sino de lo que sentíamos de sus políticas y
protocolos).
“El mundo comenzará a cambiar cuando cambiemos nuestra forma
de nacer”. El mundo necesita cambios urgentes y este aporte pudiera ser uno de
gran valor, una ceremonia al nacimiento, así como cada cultura tiene una
ceremonia sagrada y de alto respeto hacia la muerte, tenerla hacia el
nacimiento es fundamental. Sabíamos que si bebe estaba en buena posición, los exámenes
de sangre, orina, estado de salud en general todo estaba en orden, lo ideal era
parir en casa. Si había alguna pieza fuera de lugar, como pasarse las semanas,
una posición difícil, etc., como primerizos hubiésemos ido a donde los doctores
a que hicieran su trabajo, pero cuando las condiciones de salud lo permiten,
los partos pueden ser en casa perfectamente con una responsabilidad adecuada (en
Francia por ejemplo es obligatorio una ambulancia al lado del lugar del parto
cuando es fuera de un centro médico).
Confiar es la herramienta sagrada de la creación. El control
y el confiar, la línea de equilibrio de estas dos acciones es muy delgado y que
se entrecrucen es lo normal. El confiar te da fluidez, flexibilidad para el
volar y el control te da la seguridad necesaria para atravesar los caminos que
quieras caminar. Las dos cosas son importantes. Es mejor generar seguridad a
través de la confianza y no a través del control, y mejor ganar el control a
través de la confianza y no desde tu zona de confort.
La bebé aun no coronaba, las horas pasaban y el cansancio de
Kalia se notaba, las quejas comenzaban a llegar. El color de la pintura se
tornaba más marrón, perdía colores. Las chicas daban sus consejos, masajes,
mensajes, palabras, flechas y sobre todo chistes ja ja, ninguno me daba risa. El
tiempo se acababa, pero la confianza nunca la perdimos. El mensaje de la
tormenta fue muy claro, y la comunicación con nuestra bebé siempre estuvo, desde
antes de quedar embarazados. En un par de pujadas inolvidables la bebé logro
coronarse, ¡ufffff! Comenzaban las imágenes inexplicables, energías corriendo
por todo tu cuerpo, el tiempo empieza a deformarse, todo es más elástico en ese
momento, como en cámara lenta, cada palabra y movimiento es tan importante y
delicado que son valiosos y apreciados hacerlos desde el amor y
constructivamente.
En la semana 40 hablando de cómo sería nuestro parto
mientras leíamos las fabulosas historias de Ina May, una partera de fama
mundial, (había que estar leyendo al respecto, viendo videos una y otra vez,
para no descuidar nada), pude ver lo sagrado que son las puertas de bebé para
la luz, lo mágico de ese portal, no es una zona de placer solamente. Kalia me dijo:
“tienes que dejar de ver la vagina como siempre la has visto, tienes que
empezar a verla como algo mágico que no solamente hace lo que tú sabes que
hace, sino que además de eso tiene la función de la creación, son las puertas
de la luz, de la imaginación, de la creación de la vida misma”. Pueden imaginar
la sensación que generó en mí dicha explicación, a sabiendas que yo era el
partero. Desde entonces la vagina no representa lo mismo para mí.
Kalia, ya coronada, decide sentarse-recostarse para parir y
yo me puse en mi posición de recibimiento. A lo que le dicen vagina era otra
figura que no lograba entender su forma del todo. Sale la cabecita, pero con
dos vueltas de cordón. Una de las amigas logra darse cuenta inmediatamente y me
da la noticia, todos tranquilos porque no es de asustarse sino de actuar al
momento con suma tranquilidad, entre las muchachas lograron darle vueltitas
para continuar con su camino. En la siguiente expansión sale su cuerpecito. El
milagro en tus brazos, pero allí no termina el parto. El parto tiene tres
partes, 1-las expansiones necesarias para que bebé salga (trabajo de parto)
2-salida del bebé, 3- salida de placenta, y a veces la importancia de este último
es olvidada por la emoción del número dos.
Después de salir bebé el
sentimiento es de ternura, agradecimiento, honradez, virtud, alegría, amor,
alucinación, magia creada y vivida, paz mucha paz. Todas las conciencias de los
presentes suman una vibración magnética que se puede sentir con facilidad, es
muy alta la resonancia del momento, se abre un portal del tiempo, puedes acariciar
lo que llaman milagro. Estás en presencia de una semillita que acaba de salir
del agua y entrar en tierra a conocer la luz. Esa metamorfosis es realmente
indescriptible, normalmente todos andan con la boca abierta, el sonido de los
corazones de todos es hermoso. El tiempo se detiene, como si estuvieras en un
lugar lleno de arco iris de todas las formas que atraviesan todas las almas, a
tu alrededor nada existe, tratas de ver más pero no hay más nada, ya todo está
ahí, en los brazos de la madre. Todavía no sabíamos que era niña, la prioridad
era otra.
Comienza a salir el cordón, era largo, la imagen se me hacía
muy inexplicable, ver como una cuerdita sale de la vagina como truco de magia,
con vida propia. El cordón es el canal que conecta a bebé con la placenta. Luego
de cinco minutos sale la placenta y cae directamente en un bol de acero
inoxidable. Oficialmente el parto había terminado, pero siempre hay muchos
detalles en la ceremonia que hay que observar, como saber cuánta sangre sale, pues
a partir de cierta medida se considera hemorragia, o saber si hubo rasgadura y
de qué tipo, para saber si es necesario suturar, darle teta al bebe, si logra
agarrar el pecho, y así cinco millones de cosas más, de igual o mayor
importancia.
La placenta, hasta ese momento, es la madre de bebé, lo alimenta,
sustenta, da, cubre cualquier necesidad que tenga la semillita, como lo hace
cualquier madre. La verdadera madre simplemente los lleva consigo, ella es la
encargada de darle comida a la placenta. Las condiciones de bebé son tan
distintas, vive en el agua, en un ambiente de temperatura ideal para su
desarrollo, absolutamente oscuro. La madre es el océano que lleva esos
pececitos a fluir en vibraciones de luz. Una vez que termina el parto, la
placenta muere a los pocos minutos, al salir del cuerpo de la madre no tiene
forma de seguir existiendo.
El parto termina, pero la ceremonia sigue su curso. Bebé
está con su madre, pero sigue conectada a placenta, y así como hay muchas
formas de parir existen muchas formas de separar esta conexión, la forma
convencional de hospitales y clínicas es la de cortar el cordón inmediatamente
que sale de la mamá por “razones de seguridad”, pero están invadiendo la
conexión que tiene bebé con su placenta. Esperar 5 minutos no entorpece el protocolo
pautado
En los partos en casa se suele esperar unos minutos para
hacer esta acción cuando placenta haya finalizado todas sus funciones, a veces
esperan cinco minutos, otras veces esperan veinte minutos. Nosotros éramos seis
adultos en la celebración, y entre tanta borrachera de oxitocina nos tomamos
como cuarenta minutos. Los niveles de voltaje de energía son sumamente altos,
estás en otra dimensión, de hecho, a esta altura ya llevas muchas horas en otra
dimensión. Es un viaje espiritual.
Para el momento de separar la
conexión entre la bebé y su placenta previamente habíamos decidido hacerlo de
una forma ritual. Para nuestros entendimientos la placenta fue su mejor
compañera durante esos nueve meses, casi diez. Es muy profundo nuestro sentir
en esta parte de la ceremonia. Puro amor, es algo nuestro, todavía no existen
las palabras para esta parte de la historia. ¡Todo salió muy bien y después de
un año su ombligo está perfecto!
Llegó el momento de brindar los seis presentes con un
juguito de tomate de árbol, lechosa endulzado con pedacitos de placenta. Finalmente
sentíamos que la ceremonia estaba por terminar, y nosotros tres empezábamos un
camino hacia mar adentro, a navegar en los océanos del universo, de una nueva
familia.
Que hermoso relato Nacho, Kalia eres una gran guerrera y Ara Kaena definitivamente un Ser especial. Gracias por compartir esta historia narrada por papà. Los amo a montones y que sigan la semana bendiciones para esa bella familia
ResponderEliminarGracias hermosa!! Que bonito que disfrutaste la historia :) Bendiciones siempre para ti y tu hermosa familia!! Besos!
EliminarNacho, qué fantástico relato y qué gran trabajo el tuyo, pero sobretodo el de la mama y vuestra hija. Qué lindo leeros. Os mando muchos besos y cariños desde Barcelona. tu amiga Dina
ResponderEliminarAgradecidos por tus palabras!! Abrazos desde Venezuela!
EliminarGracias por compartir tu historia! Que fuerte! Siempre es un milagro definitivamente! Y también una gran lección que continúa con la maternidad/paternidad ... nosotros tambien hicimos una tintura con la placenta que aun tenemos para cuando la necesitamos :) . Gracias por tus palabras!! Bendiciones para tu familia!!!
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