sábado, 8 de agosto de 2015
888
Seamos testigos cósmicos!...
Sintamos las energías del universo abrirse en portales que nos traen revoluciones internas, despertares invocados y llamados estelares... seamos sensibles a los movimientos de los astros más allá de nuestra visibilidad, que con sus corrientes magnéticas nos alinean desde el más allá del infinito para seguir la danza de la música perpetua del universo... escuchemos el llamado, el pulsar que desde años luz de nuestro planeta hace vibrar nuestros corazones al unísono con millones de corazones de toda la existencia. .. la fuerza del cosmos vibra en ti y en mí, somos estrellas bailando sin fin....
888 un portal de triple infinito nos abre las puertas a dimensiones secretas, otro anuncio de este nuevo amanecer. ... bienvenido el porvenir de la luz...
martes, 9 de junio de 2015
Misiones cósmicas.*+.. Kristales 2012
De una misión cósmica de tres lunas en dos meses...
Hace ya algunos años, en los días de la luna llena de julio, pasó por Venezuela el recorrido Harwitum por primera vez. Un muchacho argentino llamado Matías De Stefano que está siguiendo ciertas indicaciones de su Ser Cósmico para participar conscientemente en la activación y movimiento de la energía de la Kundalini de la Tierra. Me enteré de esta visita el día antes que sucediera y mi ser resonó con ella, decidí participar. El día del encuentro Harwitum en el Waraira Repano muchas cosas se alinearon y fácilmente llegué con unos amigos al lugar del evento.
Preguntas, respuestas, reflexiones interesantes internas y
externas. Dibujo en mi libretica roja mientras escucho sobre evolución cósmica,
humana, ciudades intraterrenas... nada nuevo, pero con un orden y una vibración
impecables. De esas que resuenan con las propias historias.
La energía del Waraira se hace sentir, está allí,
maravillosa, diversa, colorida, amable y ruda.
Al hablar de lo que haríamos esa tarde, Matías empezó a
hablar del triángulo energético tan fuerte que se encuentra en este país entre
los Andes, el Waraira Repano y la Gran Sabana.
Días antes recordaba con mi mamá la vez en que mi hermano
Loi se propuso sembrar cristales de cuarzo en el pico Bolívar de Mérida, el
pico Naiguatá en el Waraira, y el monte Roraima en la Gran Sabana, para darle
fuerza a la energía que conectaba estos puntos como fuentes de luz. Loi logró
sembrar algunos antes de morir, pero se fue de este plano con varias cosas en
proceso. Sentí la necesidad de contar la historia de esta activación hecha hacía
unos nueve años atrás, mientras mi corazón latía fuertemente y mi espíritu no
me dejaba guardar la historia para mi misma, y así lo hice.
Luego, continuando con el evento, dibujamos sobre la arena
con cristales de cuarzos, amatistas, talismanes y objetos de poder una
latinoamérica situada entre constelaciones estelares que nos guían, realizamos una meditación sonora para canalizar la energía que sostuviera la activación
del propósito que Harwitum manifiesta. Mucha vibración, conexión, elevación.
Al atardecer, finalizada la meditación de resonancia,
recoger los cristales del mapa-mandala fue una pequeña odisea, algunos no
regresaron. Matías me llama entre la gente y me entrega un cuarzo cristal
diciéndome que ese cuarzo había recorrido el mundo entero, y que había sentido
que debía arrojarlo en algún lugar de las faldas del Waraira, pero en cambio,
me lo entregaría a mí pues yo sabría que hacer con él, me recomendaba sembrarlo
pues traía mucha energía de muchos lugares y ese era su mejor destino. Así lo
sentí yo también, supe que una nueva misión empezaba.
Esa noche regresé a casa a contarle todo a mi mamá e
invitarla a participar en el encuentro con Matías, que sería al día siguiente
en el Lago de Valencia. La emoción y energía con la que recibió mi mamá la
historia de mi día fue mágica. Supo también que una nueva misión empezaba. El
domingo empezó temprano y muchos nos encontramos en el peaje de Maracay para definir
el lugar a orillas del lago al cual iríamos. Como si conociera el camino,
Matías guió la caravana de carros hasta un espacio que permitiera reunirnos
para hacer el trabajo que nos proponíamos hacer. En ese trayecto pasamos por
lugares y poblados muy humildes, haciendo que las miradas voltearan con
extrañeza ante la larga hilera de carros que pasaban frente a ellos. Sea como
fuere nuestro paso no fue desapercibido.
Este día también fue muy bonito y vibrante, disfruté ver a
mi mamá tan conectada con la misión y
con la gente. Algunos se acercaban pues recordaban la historia de mi
hermano Loi y con amor manifestaban
interés y conexión con la vibración de nuestra historia. Esta vez nuestra
latinoamerica de ramitas y cristales fue mucho más grande. La cordillera de los
andes estaba hecha de cristales de cuarzo, el norte del mapa repleto de
amatistas inmensas y símbolos de poder, una gran piedra de jaspe de la Gran
Sabana que mi mamá había llevado expresamente para que “hiciera su trabajo”
pulsaba en la parte del mapa de Argentina, la mujer embarazada, junto a cuarzos
rosa, verdes, citrinos, y muchos más. De nuevo hicimos una meditación sonora,
esta vez junto a la activación de todas las llaves de poder que quedaban por
entregar en la misión Harwitum. En algún momento, mientras meditábamos
canalizando energía hacia el lago, Matías entregó las llaves a varias personas
para que las lavaran con el agua de este contaminado lago. Con una de las
llaves en mis manos, jugaba a reflejar el sol en mis ojos recorriendo la forma
de esa llave dorada, como tratando de grabar esa clave a través de mirada en
lugares muy profundos de mi ser. Culminamos la meditación al ritmo del tambor
de Alexander y cantos de conexión a la Pachamama, AYU HUNAB KU EVAN MAYA EMA
HO. Cuanta gratitud vibraba en los corazones de todos, el viento, los pájaros,
el agua, respondían a nuestras pulsaciones.
Ya desde un tiempo antes ambas teníamos programado viajar,
mi mamá iba a la Gran Sabana a visitar a mi papá, y yo me iba, escuchando a las
estrellas y al corazón, a La Azulita, en Mérida, a encontrarme con Nacho. La
misión fue obvia. Mi mamá escogió dos de las semillas de cristal activadas
durante el trabajo en el Lago, sabíamos que cada una de ellas sería sembrada en
uno de los puntos de luz al igual que el cristal que me dió Matías, que
regresaría al Waraira después de mi regreso de Los Andes. La misión se fue
haciendo tan presente por si sola que no puedo decir que se nos ocurrió en
algún momento, simplemente teníamos cada vez más consciencia de ella.
A los pocos días salí de viaje, con una odisea de llevar
a una gatita, Kariká, para la casa de
los amigos a donde llegaría en La Azulita.
Al atardecer estábamos en un autobús
Nacho, Kariká y yo, y aun quedaban horas de camino. Empecé a contarle a
Nacho todo lo que había sucedido en esa visita al Waraira. A medida que contaba
la historia, con los rayos del atardecer entre los árboles de cacao que bordean
la carretera hacia La Azulita, observaba el despertar en él del conocimiento de
la labor, y que como nosotras, sabía que empezaba una nueva misión. Una hermosa
aventura de montaña estaba implícita para mí en estas misiones, ¿y cómo no? si
Loi en su historia casi pierde dos dedos por estar escalando picos helados
buscando el lugar mágico para las valiosas semillas de cristal. Tenía que
esforzarme en llevar a un lugar sagrado estas semillas de cuarzo, lo cual hacía
aun más hermosa y divertida la tarea.
El plan fue conocer las rutas de la Mucuy, un Parque
Nacional de hermosísimas montañas con ríos prístinos y lagunas mágicas. La
travesía sería pasar por la Laguna de La Coromoto y dependiendo de las
condiciones, tanto nuestras como climáticas, seguiríamos a la Laguna Verde. La
luna llena determinó el momento para esta aventura, y mientras crecía la luz
del astro nos preparábamos energética y logísticamente para ello.
Con la ayuda e indicaciones de varios amigos llegó el
momento de empezar a subir por un camino hermoso, de selva nublada, con miles
de verdes, flores galácticas y sonidos espaciales. Muchos remolinos emocionales
y mentales me acompañaban en la subida, habían pasado tantas cosas en los
últimos días, los últimos meses, los últimos tiempos, sentía que los depuraba,
que me desintoxicaba de todo drama, de toda perturbación de mi ser.
El camino no fue fácil, empezamos a subir más tarde de lo
que nos habían recomendado, y confiándonos de la luna llena caminamos sin parar
mientras llegaba la noche. Empezó a llover, y el frío, aunque estuviésemos en
movimiento, ya empezaba a calar más profundo de lo que aguantábamos. En un
momento, nos encontramos un río en el medio del camino, y aunque era pequeño
comparado con los pasados más temprano, con la lupa del cansancio se hizo un
obstáculo más grande que los anteriores. Ya sentíamos que era el momento de
detenernos, los pasos se hacían torpes y los bolsos más pesados, y como una
señalización de la naturaleza el camino se llenó de troncos que nos hicieron alumbrar a nuestro alrededor para
encontrar una cuevita lo suficientemente amplia para un necesitado descanso,
que terminó siendo la noche entera.
Al día siguiente, cuando el calor del sol empezó a hacer
efecto en el bosque nublado continuamos nuestro camino. La Laguna de la Coromoto es un hermoso lugar de aguas verdes, lleno de
plantas y rocas, está llena también de lugares para acampar, elegimos uno
bastante íntimo en donde llevar a cabo el ritual que nos disponíamos a
realizar. No seguimos adelante hacia la Laguna Verde pues nuestra carpa se
rompió, y más arriba el clima sería más intenso, era allí. Tuvimos la
oportunidad de acompañar la siembra del cristal con una suave ceremonia de
ayahuasca, por un concentrado que yo había preparado unos meses antes.
Escogimos un lugar para consagrar, sembrar el cristal y realizar unas ofrendas
a la naturaleza del lugar. Hizo mucho frío, pero la experiencia fue muy
agradable, y en mi cabeza sonaba una canción sencilla que decía:
El corazón de esta tierra me habla, el corazón de esta
tierra me habla,
Aprende a mirar, escucha tu interior y sigue tu respirar
El corazón de esta tierra me llama, el corazón de esta
tierra me llama,
Vuelve a palpitar, siguiendo tu verdad y las estrellas
podrás tocar
El corazón de esta tierra me sana, el corazón de esta tierra
me sana,
Hoy puedes llorar, hoy puedes reír, hoy puedes contigo ser
feliz
Agradecimos infinitamente a los guardianes de ese lugar por
resguardar el portal de cristal que estábamos invocando, y más información de
nuestra misión se revelaba con cada uno de nuestros pasos y cantos.
Por su parte, mi mamá reunió a la familia allá en la Gran
Sabana en esa luna llena en un círculo sagrado de fuego que tiene frente a su
casa, que queda en una montaña resguardada por un bosque. Con la medicina de la
familia se dispusieron a realizar la siembra del cristal en un punto de luz con
los permisos y bendiciones de los guardianes de las tierras sagradas de la Gran
Sabana.
Este mes tuvo una característica muy especial, hubo una
segunda luna llena ese mismo mes, la llamada luna Azul, cuando nos enteramos
supimos que la tercera semilla de cristal debía ser sembrada en ese momento
cósmico, así que empezamos a planificar nuestro regreso a la capital para el
ascenso al Waraira Repano.
Justo el día antes de
partir acepté un regalo muy particular, la realización de un tatuaje en mi brazo,
una flor que siempre ha acompañado mis caminos, cuando terminábamos, y bajo la
influencia del ayuno, me desvanecí por unos instantes en la silla. Lo que para
mis amigos fue un corto desmayo, para mí fue una visita a un lugar fuera de
este planeta en el que varios seres de distintas formas y colores estaban
reunidos para hablar sobre los cambios que vendrían para la Tierra y su
energía. Lo que recuerdo de esa reunión es la siguiente información:
La rejilla magnética planetaria que ha sido mantenida alrededor
de Gaia (planeta Tierra) para su resguardo será levantada, los grupos que la
sostenían, como la Federación Galáctica, han cumplido su misión y han aceptado
nuevas labores de custodia. Esto sucede ya que el cambio que está viviendo el
planeta le permite impulsar desde su centro su propio campo magnético, ya posee
la fuerza para elevar su magnetismo y garantizar el resguardo de la vida en su
interior. Este proceso no es inmediato, tomará varios años. Será alimentado por
muchos movimientos, despertares y activaciones que vivirán los seres que
habitan en ella. Uno de estos movimientos es el de la siembra de cristales, que
aportarán energía al fortalecimiento del sistema inmunológico de Gaia, y con
ello al empoderamiento e impulso de su campo magnético. Se ha de sembrar mucho
para compensar el desequilibrio del extractivismo terrestre, y la anemia
planetaria que ello conlleva. Han de sembrar sus sueños de consciencia,
semillas puras, cristales programados, sangre de luna de mujeres despiertas,
lágrimas de agradecimiento, y pasos benditos.
Y desperté, sintiéndome bendecida y llena de agradecimiento,
lista para continuar la misión de sembrar semillas de cristal más allá de la
próxima luna, muchas lunas y soles más.
La tercera semilla fue sembrada durante la Luna Azul en el
pico Naiguatá, de nuevo en un ritual rodeado de la mística medicina y la mágia
de la montaña. Esta experiencia trajo para mi mucha claridad, y la visión de una nueva etapa que comenzaba para mi vida.
La bendición del amor puro que nace dentro de uno mismo, y que antes de
dirigirlo a cualquier otra persona, arde con su luz sanando en el interior. Ese
amor vive en nuestro planeta y se manifiesta a través de la vida que es capaz
de albergar, nuestra biodiversidad es la prueba de lo infinito del amor de
Gaia, honremoslo aprendiendo a vibrar amores cósmicos, agradeciendo y
respetando la vida en todas sus formas, dentro y fuera de nosotros, abrazando
una Fuerza Mayor que nos aclara las visiones y nos afina los sentidos para
danzar al compás de las melodías cósmicas.
Desde entonces han llegado más y más cristales a mi camino
para ser sembrados en aguas o montañas y aporten así su luz a la gran fuerza de
Gaia que cada día se hace más presente para todos sus hijos e hijas. Me siento
infinitamente honrada y agradecida a la vida por abrirme las puertas a esas experiencias,
que han dejado en mí hermosos aprendizajes y conexiones que me guían en el
eterno camino de la consciencia y de la luz.
jueves, 9 de abril de 2015
Equilibrio
Una clave fundamental en la experiencia de una vida bonita es la búsqueda del equilibrio. Desde que nacemos empezamos a aprender a encontrar diferentes balances, desde poder sostener nuestra cabeza, poco a poco reconociendo nuestro centro de equilibrio corporal hasta caminar y tener dominio de nuestro cuerpo. Así mismo sucede con nuestras emociones y vibraciones, que poco a poco vamos aprendiendo a reconocer y a lidiar con ellas. Y así en el corto tiempo de la vida humana hemos de hacernos maestros del arte de encontrar el centro, el punto de equilibrio, el balance. En cada pensamiento, cada reacción, cada visión existe la posibilidad ir moviéndonos de los extremos hacia el interior, hacia el punto en el q se encuentren todas nuestras personalidades, en donde el mundo exterior y el interior están en acuerdo, en armonía.
El Buda Gautama nos explicó acerca del camino del medio como la vía a la iluminación, y es este camino del medio el punto de equilibrio entre las energías opuestas que llevamos dentro de nosotros mismos. Es a través de la experimentación del equilibrio que se logra manifestar una vida de consciencia. No hay caídas en este proceso pues somos infinitos en todas las direcciones, y el centro está dentro, en el centro, en nuestro corazón. Cuando nuestra energía se asienta en nuestro centro de equilibrio, todo lo que gira a nuestro alrededor queda suspendido en su órbita por las fuerzas magnéticas del corazón, como los planetas al rededor del Sol.
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